Poema de amor 22

Al sentir tu cutis de seda,
en mis labios tan marchitos;
he querido ahogar los gritos de la agonía
en que se queda mi esperanza,
que es tan vana.

Pues tu juventud tan lozana,
busca la luz del día y,
sólo la noche umbría 
es lo que puedo ofrecerte, mi amor,
que hasta la muerte siendo ajena, serás mía.

Te puedo ofrecer mis versos
en tu ardiente primavera más,
sin lograr la agorera dulzura
de tus labios tersos,
que mañana es para ti
botón de rosa que se abre;
mientras que ya para mí,
sólo es el frío de la tarde
que me trae lamento
de este amor que por ti siento.

Y en mi andar que agoniza, serás,
con tu alegre risa, el manantial
de ilusiones que dará a mi corazón
toda fuerza necesaria
para poder entonar esa
mi ultima plegaria, en la
que habrás de escuchar con
mi postrer extretor mi voz
que te dice: amor.

Y no importa niña linda
que no puedas quererme
que yo, mientras tu alma duerme
besaré tu piel de seda
pensando que, mientras pueda
mi voz entonarte un canto
iré hasta donde estés,
sufriendo algún desencanto.

Me encontré a tus pies,
recogiendo en mi vejez,
tu joven gota de llanto.

Comentarios

Entradas populares