BERENICE
Para aquella mujer hermosa escribo estos versos,
para robar una sinfonía de su sonrisa,
para descubrir los misterios que hay bajo su piel de universo
y para convencerla de que daría mi vida... por tenerla a ella en la mía.
Berenice, una diosa en Fenicia;
Una princesa en Cartago;
el orbe entero palpita al son de su alegre risa,
aunque yo me mantengo al margen, por temor a ser un trago amargo.
No hay astros más brillante que los que brillan en sus ojos,
ni canto más armónico que la voz de sus labios,
señorita de corazón y sentimientos rojos.
Ella en mi vida es un sinfónico adágio,
por ella correría sin ver las espinas en los abrojos,
Señorita Bere, constelación en un mar de nostalgia.
para robar una sinfonía de su sonrisa,
para descubrir los misterios que hay bajo su piel de universo
y para convencerla de que daría mi vida... por tenerla a ella en la mía.
Berenice, una diosa en Fenicia;
Una princesa en Cartago;
el orbe entero palpita al son de su alegre risa,
aunque yo me mantengo al margen, por temor a ser un trago amargo.
No hay astros más brillante que los que brillan en sus ojos,
ni canto más armónico que la voz de sus labios,
señorita de corazón y sentimientos rojos.
Ella en mi vida es un sinfónico adágio,
por ella correría sin ver las espinas en los abrojos,
Señorita Bere, constelación en un mar de nostalgia.

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