Para Saturno

 Bajo el umbral de oscuros árboles aterciopelados,

como una sonata de media noche, 

te encontré con las flores que de la luna habías recolectado,

y con aquél vestido que luce estrellas por broches.


Gardenia que entre mundos oníricos se desprende,

siguiendo la antigua ley de viejas diosas sin tiempo,

navegando por tatuajes y sueños que en sus adentros se comprende,

joven diosa de múltiples sentires y entendimientos.


Con astrales ojos de miel y turmalina,

te escondes entre la silueta de girasoles y helechos,

y ataviada con una sonrisa de concha marina,


niña de esencia etérea como se nos lo había predicho,

¿Cómo decirle a aquella Reina

que yo la quiero mucho?

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